La corteza oceánica se forma en los centros de expansión, donde el nuevo material de la corteza emerge del manto terrestre. A medida que estas nuevas placas de la corteza oceánica se alejan del centro de expansión, se enfrían, se contraen y se vuelven más densas, hundiéndose en el manto subyacente. Este proceso de expansión del fondo oceánico conduce a la formación del fondo marino profundo y de las cuencas oceánicas.
Por otro lado, la corteza continental se forma a través de diversos eventos geológicos como erupciones volcánicas, procesos de formación de montañas y acreción de materiales de la corteza. Durante millones de años, la corteza continental ha experimentado subducción, colisión y diferenciación, lo que ha llevado al engrosamiento y estabilización de su estructura.
Por tanto, la corteza oceánica no es una capa gruesa en comparación con la corteza continental debido a diferencias en su formación y evolución.