El concepto de horizontes del suelo fue introducido por el científico ruso Vasily Dokuchaev en el siglo XIX. Observó que los suelos tienen distintas capas que varían en textura, color, estructura y composición. Estas capas se forman como resultado de diversos procesos de formación del suelo, como la erosión, la lixiviación, la deposición y la actividad biológica.
Los horizontes del suelo generalmente se identifican con letras, comenzando desde la capa más superior y avanzando hacia abajo. Los principales horizontes del suelo incluyen:
O Horizonte (Horizonte Orgánico):
Este es el horizonte más superior y está formado por materia orgánica como hojas, ramitas y raíces de plantas. Es de color oscuro y rico en contenido orgánico.
Un horizonte (superficie del suelo):
El horizonte A es la capa superficial del suelo mineral. Suele tener un color más claro que el horizonte O y contiene una mezcla de materia orgánica, minerales y microorganismos.
Horizonte B (Subsuelo):
El horizonte B se encuentra debajo del horizonte A y suele ser más denso y compacto. Contiene menos materia orgánica y más minerales, como arcilla, limo y arena.
Horizonte C (material principal):
Este horizonte está compuesto por el material parental a partir del cual se formó el suelo. Puede ser un lecho de roca, labranza glacial u otro material no consolidado.
Horizonte R (base de roca):
El horizonte R es la capa de roca sólida no erosionada debajo del perfil del suelo.
Los horizontes del suelo pueden variar en espesor y características dependiendo de factores como el clima, la vegetación, la topografía y el material parental. El estudio de los horizontes del suelo, conocido como morfología del suelo, ayuda a los científicos a comprender los procesos de formación del suelo, predecir el comportamiento del suelo y evaluar la calidad del suelo para diversos fines de uso de la tierra.