El agua subterránea no causa erosión ni deposición significativas. Si bien el agua subterránea puede moverse a través del suelo y provocar la erosión de rocas y sedimentos, normalmente no tiene suficiente energía para transportar y depositar grandes cantidades de material. La erosión y la deposición son causadas principalmente por procesos de aguas superficiales, como la acción de ríos, arroyos, glaciares y viento. El agua subterránea puede contribuir indirectamente a la erosión y la deposición al lubricar fallas, uniones y grietas en la corteza terrestre, haciéndolas más susceptibles a deslizamientos de tierra y otros procesos de destrucción masiva. Sin embargo, los principales agentes responsables de la erosión y la deposición son el agua superficial y el viento.