Las rocas que forman las Montañas Cascade son predominantemente de origen ígneo, lo que significa que se formaron a partir de magma que se enfrió y solidificó. Estas rocas incluyen flujos de lava, domos volcánicos, tobas de flujo de cenizas, conos de ceniza y otros tipos de depósitos volcánicos. La composición de las rocas varía según el tipo de actividad volcánica que las produjo. Algunas áreas, como la parte central de la cordillera, están dominadas por rocas ricas en sílice, como riolita, dacita y andesita, que son de color claro y alta viscosidad. Otras áreas, particularmente cerca del extremo norte de la cordillera, están dominadas por flujos de lava más oscuros y máficos y depósitos volcánicos compuestos de rocas como basalto y andesita.
En general, las Montañas Cascade son un excelente ejemplo de geología volcánica y muestran una amplia gama de rocas ígneas que se formaron mediante procesos volcánicos relacionados con la subducción durante millones de años.