El proceso por el cual se depositan los sedimentos se llama deposición. La deposición ocurre cuando la velocidad de un fluido (como el agua o el viento) que transporta sedimentos disminuye, lo que hace que el sedimento se caiga de la suspensión. La velocidad de deposición depende del tamaño y la densidad de las partículas del sedimento, la velocidad del fluido y la cantidad de turbulencia en el fluido. La deposición es un proceso importante en la formación de rocas sedimentarias, como la arenisca y el esquisto.