1. Infiltración: Este es el proceso por el cual el agua de la superficie ingresa al suelo. Ocurre cuando los poros del suelo son lo suficientemente grandes como para permitir que el agua fluya hacia ellos. La tasa de infiltración está determinada por la textura, estructura y porosidad del suelo.
2. Percolación: Este es el proceso por el cual el agua se mueve a través del perfil del suelo. Ocurre cuando el suelo está saturado y el nivel freático es lo suficientemente alto como para permitir que el agua se mueva hacia abajo. La tasa de percolación está determinada por la textura, estructura y conductividad hidráulica del suelo.
3. Acción capilar: Este es el proceso por el cual el agua asciende a través del perfil del suelo. Ocurre cuando los poros del suelo son lo suficientemente pequeños como para retener agua contra la fuerza de gravedad. La altura a la que asciende el agua por acción capilar está determinada por la textura y estructura del suelo.
4. Adhesión: Este es el proceso mediante el cual las moléculas de agua se adhieren a la superficie de las partículas del suelo. Ocurre cuando las partículas del suelo tienen carga negativa y las moléculas de agua tienen carga positiva. La cantidad de agua retenida por la adhesión está determinada por la textura, estructura y contenido de materia orgánica del suelo.
5. Ósmosis: Este es el proceso mediante el cual las moléculas de agua se mueven desde un área de baja concentración de soluto a un área de alta concentración de soluto. Ocurre cuando la solución del suelo tiene una mayor concentración de sólidos disueltos que el agua en los poros del suelo. La cantidad de agua retenida por ósmosis está determinada por la textura, estructura y contenido de materia orgánica del suelo.
La combinación de estos mecanismos permite que el suelo absorba y retenga agua. La cantidad de agua que absorbe y retiene el suelo depende de la textura, estructura, porosidad, contenido de materia orgánica y la cantidad de agua disponible del suelo.