Por ejemplo, en el Sol, que es una estrella de secuencia principal de masa y luminosidad promedio, la zona radiativa tiene un espesor de aproximadamente 0,7 radios solares. En comparación, la zona radiativa de una estrella gigante roja, que es una estrella más masiva y luminosa, tiene sólo aproximadamente 0,1 radios solares de espesor. Por otro lado, la zona radiativa de una enana blanca, que es una estrella menos masiva y menos luminosa, puede tener un espesor de varios radios solares.
El espesor de la zona radiativa también puede afectar la evolución general de la estrella. Por ejemplo, una estrella con una zona radiativa gruesa tiene más probabilidades de desarrollar una envoltura convectiva, lo que puede hacer que la estrella pulse o incluso explote como una supernova.