Además de su densidad, la forma de los nódulos también les ayuda a permanecer en la superficie del fondo marino. Los nódulos suelen tener forma redonda u ovalada, lo que reduce la cantidad de superficie que está en contacto con el sedimento. Esto reduce la fricción entre los nódulos y el sedimento, lo que hace menos probable que los nódulos se hunda.
Finalmente, la superficie de los nódulos suele estar cubierta por una capa de moco. Este moco ayuda a lubricar los nódulos y reduce aún más la fricción entre los nódulos y el sedimento.
Todos estos factores se combinan para ayudar a que los nódulos permanezcan en la superficie del fondo marino. Esto permite que las operaciones mineras los recopilen fácilmente.