En la década de 1980, un misterioso enjambre de moscas de piedra apareció repentinamente en una isla del lago Erie, Estados Unidos. La isla había estado libre de moscas de piedra durante más de una década, y los científicos estaban desconcertados sobre cómo habían logrado recolonizarla.
Después de mucha investigación, los científicos creen que las moscas de piedra pueden haber sido arrastradas a la isla por una poderosa tormenta. La tormenta habría sacado a las moscas de su hábitat original en el continente y las habría depositado en la isla.
Esta teoría está respaldada por el hecho de que las moscas de piedra que aparecieron en la isla eran todas de la misma especie que las que se encuentran en el continente. Además, las moscas de piedra aparecieron en la isla poco después de la tormenta, lo que sugiere que habían sido transportadas por ésta.
La recolonización de la isla por las moscas de piedra es un ejemplo fascinante de cómo la naturaleza puede adaptarse y prosperar incluso frente a la adversidad. También destaca la importancia de comprender el mundo natural y las fuerzas que lo moldean.