Las esponjas prosperan en un rango de temperatura relativamente estrecho, e incluso ligeras desviaciones pueden alterar su delicada fisiología y provocar una cascada de consecuencias negativas. Uno de los impactos más significativos del aumento de las temperaturas es su capacidad para filtrar el alimento.
Las esponjas se alimentan en suspensión, lo que significa que dependen de filtrar pequeñas partículas de comida de la columna de agua para obtener nutrición. Este proceso está estrechamente relacionado con la temperatura del agua circundante. A medida que aumentan las temperaturas, la viscosidad del agua disminuye, lo que dificulta que las esponjas filtren los alimentos de manera eficiente. Esta alteración puede provocar una disminución de su capacidad para obtener suficientes nutrientes, lo que puede comprometer el crecimiento, la reproducción y la salud en general.
Además, las temperaturas elevadas también pueden causar estragos en las relaciones simbióticas que muchas esponjas tienen con microorganismos, como bacterias y algas. Estas asociaciones son cruciales para la supervivencia y el funcionamiento ecológico de las esponjas. Por ejemplo, ciertas bacterias ayudan a las esponjas a descomponer la materia orgánica, mientras que las algas les proporcionan nutrientes esenciales a través de la fotosíntesis. Cuando las temperaturas aumentan, el delicado equilibrio de estas relaciones se altera, dejando a las esponjas vulnerables y susceptibles a enfermedades e infecciones.
Para agravar los desafíos de la privación de alimentos y la interrupción de la simbiosis, las aguas más cálidas también pueden desencadenar un fenómeno conocido como "blanqueo con esponja". De manera similar al blanqueamiento de los corales, esto ocurre cuando las esponjas expulsan las algas simbióticas que les proporcionan colores vibrantes y nutrientes vitales. Las esponjas blanqueadas no sólo pierden sus tonos vibrantes, sino que también se vuelven más susceptibles a los factores estresantes ambientales y tienen menores posibilidades de sobrevivir.
La combinación de estos factores pinta un panorama sombrío para las esponjas marinas frente al aumento de las temperaturas. A medida que la temperatura del océano continúa aumentando, estos organismos ecológicamente importantes se encuentran en un riesgo cada vez mayor. Su disminución podría tener consecuencias de gran alcance para el ecosistema marino, afectando a las especies que dependen de las esponjas para alimentarse, refugiarse y realizar diversas interacciones biológicas.
Para mitigar el impacto del cambio climático en las esponjas marinas y preservar el delicado equilibrio de los ecosistemas marinos, se requieren esfuerzos concertados para abordar la causa fundamental:el calentamiento global. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover prácticas sostenibles y crear conciencia sobre la importancia de la conservación marina son pasos esenciales para asegurar la supervivencia de estas extraordinarias criaturas y garantizar la salud de nuestros océanos.