La medida tiene como objetivo preservar el hábitat de las especies en peligro de extinción y promover prácticas de turismo responsable. El gobernador Viktor Bungtilu Laiskodat destacó la necesidad de lograr un equilibrio entre el turismo y los esfuerzos de conservación. Los visitantes deberán comprar un pase anual para acceder al parque. Los fondos recaudados apoyarían los programas de conservación y las comunidades locales que viven en los alrededores.
Los ambientalistas expresaron opiniones encontradas sobre la decisión.