Por ejemplo, Estados Unidos es propenso a sufrir terremotos, tornados, huracanes e incendios forestales. Japón es propenso a sufrir terremotos y tsunamis. Indonesia es propensa a terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas. Filipinas es propensa a tifones y terremotos.
Incluso si un lugar no se ve afectado directamente por un desastre natural, aún puede verse afectado indirectamente. Por ejemplo, un huracán que toque tierra en Florida puede provocar inundaciones y cortes de energía en Georgia y Carolina del Sur. Un incendio forestal en California puede provocar humo y contaminación del aire en Oregón y Washington.
La mejor manera de protegerse de los desastres naturales es estar preparado. Esto significa tener un plan implementado sobre lo que hará si ocurre un desastre y asegurarse de tener los suministros necesarios. Puede encontrar más información sobre la preparación para desastres en los sitios web de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y la Cruz Roja Estadounidense.