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    ¿Qué tan cerca es demasiado cerca? El hidrofracking para acceder a yacimientos de gas natural plantea riesgos para las aguas superficiales
    El hidrofracking, también conocido como fracturación hidráulica, es un proceso utilizado para extraer gas natural y petróleo de formaciones rocosas de esquisto. Consiste en inyectar una mezcla de agua, arena y productos químicos en la roca a alta presión, creando fracturas que permiten que el gas o el petróleo fluyan. Si bien el hidrofracking puede ser una forma eficaz de acceder a estos recursos, también plantea riesgos para las aguas superficiales.

    Uno de los principales riesgos del hidrofracking es la posibilidad de contaminación de las aguas subterráneas. Los productos químicos utilizados en el proceso de fracking pueden filtrarse a los suministros de agua subterránea, contaminándolos con sustancias tóxicas. Esto puede tener graves implicaciones para la salud de las personas que dependen del agua subterránea para beber, cocinar y bañarse.

    Otro riesgo del hidrofracking es la posibilidad de contaminación del agua superficial. Las aguas residuales del fracking, que se producen durante el proceso, pueden contener altos niveles de contaminantes, incluidos metales pesados, sales e hidrocarburos. Si estas aguas residuales no se gestionan adecuadamente, pueden contaminar las fuentes de agua superficiales cercanas, como ríos, lagos y arroyos. Esto puede dañar la vida acuática y hacer que el agua no sea segura para el uso humano.

    La distancia entre un sitio de hidrofracking y una fuente de agua superficial es un factor importante para determinar el riesgo de contaminación. Cuanto más cerca esté el sitio de la fuente de agua, mayor será el riesgo de contaminación. Sin embargo, incluso los sitios que están ubicados a una distancia significativa de las aguas superficiales pueden representar un riesgo si las aguas residuales del fracking no se gestionan adecuadamente.

    Para mitigar los riesgos de contaminación de las aguas superficiales, es importante seguir estrictas regulaciones y mejores prácticas durante el proceso de hidrofracking. Estas regulaciones deben incluir requisitos para la gestión adecuada de las aguas residuales, el monitoreo de la calidad de las aguas subterráneas y superficiales y la notificación pública de cualquier riesgo potencial.

    En conclusión, el hidrofracking plantea riesgos para las aguas superficiales, y la distancia entre un sitio de hidrofracking y una fuente de agua superficial es un factor importante para determinar el nivel de riesgo. Se necesitan regulaciones estrictas y mejores prácticas para mitigar estos riesgos y proteger la calidad del agua superficial.

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