1. Falta de funciones biológicas: Los zombis, tal como se retratan en los medios populares, carecen de funciones biológicas esenciales. Sin un corazón, unos pulmones o un sistema circulatorio funcionales, serían incapaces de moverse o sostener cualquier forma de vida.
2. Descomposición: Siendo realistas, los cadáveres sufren una rápida descomposición, lo que les imposibilita permanecer animados y coherentes. El proceso natural de descomposición los dejaría rápidamente inmóviles e irreconocibles.
3. Transmisión de enfermedades: A menudo se representa a los zombis como transmisores de una infección o virus sobrenatural. Sin embargo, la ciencia no ha identificado ningún agente infeccioso capaz de reanimar tejido muerto o transformar a los humanos en criaturas sin sentido.
4. Requisitos de energía: La energía necesaria para mantener el movimiento, la conciencia y la función celular en un estado similar al de un zombi supera con creces la que se puede obtener mediante el proceso de descomposición. De manera realista, sus cuerpos carecerían de las fuentes de energía necesarias.
5. Función cerebral: Por lo general, se presenta a los zombis como personas que carecen de funciones cerebrales superiores, como el razonamiento, la memoria y la interacción social. Sin estas capacidades cognitivas, serían incapaces de realizar movimientos coordinados o del comportamiento inteligente que a veces se les atribuye.
6. Control muscular: Mantener el tono muscular, la coordinación y la motricidad fina requiere un sistema nervioso funcional. Los zombis, al carecer de un sistema nervioso que funcione correctamente, no podrían caminar, hablar ni realizar ninguna acción física.
7. Falta de metabolismo: Los zombis suelen mostrarse como criaturas sin sentido impulsadas por el hambre de carne humana. Sin embargo, sin un metabolismo o un sistema digestivo que funcione, no tendrían forma de procesar o utilizar la energía de los alimentos, lo que haría irrelevante la necesidad de consumirlos.
8. Sistema inmunológico: Sin un sistema inmunológico que funcione, los zombis serían muy susceptibles a infecciones y enfermedades, lo que provocaría una rápida descomposición u otras complicaciones que impedirían su existencia prolongada.
9. Factores ambientales: Las condiciones del mundo real, como los peligros ambientales, los desastres naturales y los animales depredadores, plantearían desafíos importantes para la supervivencia de los zombis, lo que haría poco probable que pudieran prosperar o mantener una presencia significativa.
10. Consenso científico: La comunidad científica, incluidos expertos médicos y virólogos, ha llegado a un consenso de que la existencia de zombis, como se describe tradicionalmente en la cultura popular, es muy improbable y carece de evidencia científica que la respalde.
Si bien el concepto de zombis proporciona un telón de fondo entretenido e imaginativo para la narración, sigue siendo un fenómeno puramente ficticio. Los zombis, tal como se los concebía tradicionalmente, carecen de la plausibilidad biológica y fisiológica necesaria para la existencia en el mundo real.