Cuando se trata de conducción térmica, los buenos conductores transfieren calor de manera eficiente mediante la transferencia de energía cinética entre átomos o moléculas vecinas. Los metales como el cobre, el aluminio y el acero también son excelentes conductores térmicos. Por el contrario, materiales como la madera, el caucho y el plástico son malos conductores y pueden servir como aislantes debido a su capacidad limitada para transferir calor de manera eficiente.
En resumen, los buenos conductores son materiales que permiten el movimiento eficiente de la corriente eléctrica debido a su baja resistencia eléctrica, o facilitan la transferencia eficiente de calor mediante conducción térmica.