1. Alta estabilidad de óxidos: Los óxidos de manganeso y cromo (MNO, Cr₂o₃) son muy estables y tienen altos puntos de fusión. El carbono, incluso a altas temperaturas, carece de la potencia reductora necesaria para romper estos fuertes enlaces de metal-oxígeno.
2. Formación de carburos: En lugar de reducir los óxidos, el carbono reacciona con el manganeso y el cromo para formar carburos estables (MN₃C, Cr₃c₂) que son difíciles de eliminar. Estos carburos no son deseables en la mayoría de las aplicaciones, lo que lleva a un producto de metal contaminado.
3. Formación de óxidos volátiles: En el caso del cromo, a altas temperaturas, el proceso de reducción puede conducir a la formación de óxidos de cromo volátiles (CRO₃). Esto crea una pérdida significativa de cromo, lo que hace que el proceso sea ineficiente.
Métodos de reducción alternativa:
Por lo tanto, se utilizan métodos de reducción alternativa para los óxidos MN y Cr:
* Reducción aluminotérmica (proceso de termita): El aluminio se usa como agente reductor debido a su alta afinidad por el oxígeno. Este proceso es altamente exotérmico y puede lograr altas temperaturas, reduciendo efectivamente los óxidos a los metales deseados.
* Reducción electrolítica: Este método implica el uso de una corriente eléctrica para separar el metal de su óxido en una celda electrolítica. Es un proceso muy limpio y eficiente, pero puede ser intensivo en energía.
En resumen:
La reducción de carbono no es un método efectivo para los óxidos de MN y Cr debido a la alta estabilidad de sus óxidos, la formación de carburos no deseados y la formación de óxido volátil potencial. Se emplean métodos alternativos como la reducción aluminotérmica o la reducción electrolítica para estos metales.