1. Forma y volumen definidos: Esta es la característica definitoria de los sólidos. Mantienen una forma y volumen fijos, a diferencia de los líquidos y los gases que pueden cambiar su forma para adaptarse a su recipiente.
2. Rigidez: Los sólidos resisten la deformación y mantienen su forma debido a fuertes fuerzas intermoleculares que mantienen juntas sus partículas. Esto los hace difíciles y difíciles de comprimir.
3. Alta densidad: Los sólidos son generalmente más densos que los líquidos y los gases debido a sus partículas muy llenas.
4. Baja compresibilidad: Debido a fuertes fuerzas intermoleculares y posiciones fijas de partículas, los sólidos son muy difíciles de comprimir.
5. Movimiento vibratorio: Mientras que los sólidos tienen posiciones fijas, sus partículas aún vibran alrededor de sus puntos fijos. Esta vibración aumenta con la temperatura.
6. Expansión térmica: Los sólidos se expanden en volumen cuando se calientan y se contraen cuando se enfrían. Esto se debe al aumento del movimiento vibratorio de las partículas a temperaturas más altas.
7. Estructura cristalina: Muchos sólidos tienen una disposición de partículas que se repiten y repetir de manera muy ordenada llamada estructura cristalina. Esta estructura contribuye a sus propiedades físicas.
8. Elasticidad: Los sólidos pueden volver a su forma original después de eliminar una fuerza, dentro de un cierto límite.
9. Ductilidad y maleabilidad: Algunos sólidos se pueden estirarse en cables (dúctil) o martillarse en láminas delgadas (maleables).
10. Conductividad eléctrica y térmica: Si bien no todos los sólidos son buenos conductores, algunos exhiben niveles variables de conductividad eléctrica y térmica.
Es importante tener en cuenta que estas propiedades pueden variar mucho dependiendo del tipo específico de sólido. Por ejemplo, algunos sólidos son más rígidos que otros, algunos son más compresibles y algunos son mejores conductores que otros. Sin embargo, todos los sólidos comparten estas características fundamentales hasta cierto punto.