Los cambios físicos implican un cambio en las propiedades físicas de una sustancia, como su forma, tamaño o estado de la materia, sin cambiar su composición química. En el caso de que se formen cristales de hielo en una ventana, el vapor de agua del aire se condensa a un estado sólido (hielo) sin ningún cambio en su composición química.
Por otro lado, los cambios químicos implican la transformación de una sustancia en una o más sustancias nuevas con diferentes composiciones químicas. Los cambios químicos suelen ir acompañados de cambios en propiedades como el color, el olor o la inflamabilidad. Un ejemplo de cambio químico sería quemar madera, donde la madera sufre una reacción química con el oxígeno para producir cenizas, vapor de agua y dióxido de carbono.