Cuando un compuesto iónico se disuelve en agua, las moléculas de agua rodean los iones y forman una capa de hidratación a su alrededor. El extremo positivo de la molécula de agua es atraído por los iones negativos y el extremo negativo de la molécula de agua es atraído por los iones positivos. Esta capa de hidratación ayuda a mantener los iones separados y evita que se recombinen.
La fuerza de atracción entre las moléculas de agua y los iones depende de la carga de los iones. Cuanto más cargados estén los iones, más fuerte será la atracción. Esta es la razón por la que los compuestos iónicos con iones muy cargados son más solubles en agua que los compuestos iónicos con iones menos cargados.
La polaridad de las moléculas de agua también les permite disolver otras moléculas y compuestos polares. Por eso el agua es un buen disolvente para muchos tipos diferentes de sustancias.