El sodio (Na) y el mercurio (Hg) son elementos que pertenecen a diferentes grupos en la tabla periódica. El sodio es un metal alcalino, mientras que el mercurio es un metal de transición.
Los metales alcalinos, incluido el sodio, tienen una fuerte tendencia a perder su electrón más externo y formar iones positivos (cationes). Esto se debe a que tienen una energía de ionización baja y un radio atómico grande. Como resultado, los átomos de sodio reaccionan fácilmente con otros elementos para formar compuestos iónicos. En su estado elemental, el sodio existe como un metal blando de color blanco plateado que es altamente reactivo y se oxida fácilmente.
Por otro lado, los metales de transición como el mercurio tienden a formar enlaces covalentes al compartir electrones con otros átomos. Los átomos de mercurio tienen una energía de ionización relativamente alta y un radio atómico más pequeño en comparación con los metales alcalinos. Esto los hace menos propensos a perder electrones y formar iones positivos. Los electrones de valencia de Mercurio son atraídos más fuertemente hacia el núcleo, lo que da como resultado una mayor energía de ionización y una estructura atómica más compacta.
Debido a estas diferencias en sus configuraciones electrónicas y propiedades químicas, el sodio y el mercurio no forman vapores de moléculas monoatómicas. En sus estados elementales, el sodio existe como un metal sólido, mientras que el mercurio es un metal líquido a temperatura ambiente. Tienden a formar diferentes tipos de compuestos y no forman fácilmente moléculas monoatómicas estables en la fase de vapor.