A diferencia de los enlaces iónicos, que se forman mediante la transferencia de electrones de un átomo a otro, los enlaces de hidrógeno se forman mediante la atracción electrostática entre cargas parciales. Los enlaces de hidrógeno son más débiles que los enlaces iónicos, pero aún desempeñan un papel importante en la estructura y función de moléculas y materiales. Por ejemplo, los enlaces de hidrógeno son responsables del alto punto de ebullición del agua, de la estructura de las proteínas y del emparejamiento de bases del ADN.