Grafeno:
El grafeno consta de una sola capa de átomos de carbono dispuestos en una estructura reticular hexagonal. Cada átomo de carbono está unido a otros tres átomos de carbono mediante fuertes enlaces covalentes. Esta estructura bidimensional confiere al grafeno sus propiedades únicas, como una alta conductividad eléctrica y térmica, resistencia mecánica y transparencia óptica.
Diamante:
El diamante tiene una estructura cristalina tridimensional donde cada átomo de carbono está unido covalentemente a otros cuatro átomos de carbono, formando una red tetraédrica rígida. Esta disposición da como resultado un material muy fuerte y duro, lo que convierte al diamante en la sustancia natural más dura de la Tierra.
Grafito:
El grafito también está compuesto por átomos de carbono dispuestos en una estructura reticular hexagonal, similar al grafeno. Sin embargo, en el grafito, los átomos de carbono están apilados en capas que se mantienen unidas por fuerzas débiles de van der Waals. Esta estructura en capas permite que las capas se deslicen entre sí fácilmente, lo que le da al grafito su suavidad y propiedades lubricantes.
En resumen, el grafeno es una capa de átomos de carbono de un átomo de espesor dispuestos en una red hexagonal, mientras que el diamante tiene una red tetraédrica y el grafito tiene una estructura en capas con fuerzas débiles de van der Waals entre las capas. Estas diferencias estructurales dan como resultado propiedades físicas y químicas distintas para cada alótropo de carbono.