Por ejemplo, las sustancias con enlaces iónicos tienden a tener puntos de fusión y ebullición altos, mientras que aquellas con enlaces covalentes suelen tener puntos de fusión y ebullición más bajos. Esto se debe a que los enlaces iónicos son más fuertes que los enlaces covalentes y requieren más energía para romperse. Sin embargo, existen excepciones a esta regla y otros factores, como la estructura molecular, pueden influir en estas propiedades.
Para determinar con precisión el tipo de enlace en una sustancia, comúnmente se emplean técnicas experimentales como la cristalografía de rayos X, la espectroscopia de resonancia magnética nuclear (RMN) o la espectroscopia infrarroja (IR). Estas técnicas proporcionan información detallada sobre la disposición de los átomos y los tipos de enlaces presentes en una sustancia.