El enlace metálico es un enlace no direccional, lo que significa que no tiene una dirección específica. Esto permite que los átomos metálicos se empaqueten de manera eficiente en una disposición regular, formando una estructura cristalina. La fuerte unión metálica también permite que los metales sean maleables y dúctiles, lo que significa que pueden deformarse fácilmente sin romperse.
En resumen, la presencia de electrones de valencia móviles que no están fuertemente unidos a ningún átomo en particular es lo que hace posible el enlace entre metales, lo que resulta en la formación de un enlace metálico fuerte y no direccional.