Cuando un átomo pierde uno o más electrones, el número de protones en el núcleo permanece igual, mientras que el número de electrones disminuye. Como resultado, aumenta la atracción entre el núcleo cargado positivamente y los electrones cargados negativamente, lo que hace que el tamaño total del ion se reduzca. Por ejemplo, cuando el átomo de calcio (Ca) pierde dos electrones para formar un ion calcio (Ca2+), los electrones restantes se acercan al núcleo, lo que da como resultado un catión más pequeño. En general, cuanto más positiva sea la carga de un ion, menor será su tamaño. Por lo tanto, los cationes suelen ser más pequeños que sus átomos originales o moléculas neutras.