D614G :Esta mutación fue una de las primeras en surgir y rápidamente se convirtió en la cepa dominante en todo el mundo. Ocurre en la proteína de pico, que es responsable de unirse a las células huésped y entrar en ellas. La mutación D614G hace que la proteína de pico sea más estable, lo que le permite unirse más estrechamente a las células y facilitar la entrada viral.
R203K :Esta mutación también ocurre en la proteína de pico y se ha descubierto que aumenta la capacidad del virus para infectar células humanas. Lo hace alterando el sitio de unión de la proteína de pico, haciéndola más compatible con los receptores ACE2 humanos. La mutación R203K también ayuda al virus a evadir el sistema inmunológico, lo que le permite volver a infectar a personas que previamente fueron infectadas con la cepa original.
L5F :Esta mutación ocurre en la proteína de la nucleocápside, que es responsable de empaquetar el material genético del virus. Se ha descubierto que la mutación L5F aumenta la cantidad de virus producido por las células infectadas, lo que contribuye a una mayor infectividad del virus.
Cuando estas tres mutaciones ocurren juntas, crean una variante más infecciosa y transmisible del SARS-CoV-2. Esto se ha observado con las variantes Alfa (B.1.1.7), Beta (B.1.351) y Gamma (P.1), todas las cuales poseen estas mutaciones. Estas variantes se han extendido rápidamente por todo el mundo y han sido responsables de aumentos significativos en los casos de COVID-19.
Comprender cómo funcionan juntas estas mutaciones es crucial para desarrollar estrategias efectivas para combatir la pandemia de COVID-19. Los investigadores monitorean continuamente la evolución del virus e investigan el impacto de nuevas mutaciones para mantenerse a la vanguardia y desarrollar nuevas vacunas y tratamientos.