Carga insuficiente de fármaco: Los sistemas de administración de medicamentos que no se basan en contenedores tienen una capacidad de carga de fármacos limitada en comparación con los sistemas basados en contenedores, como los liposomas y las nanopartículas. Esto puede dar como resultado una administración insuficiente del fármaco al sitio objetivo y una eficacia terapéutica reducida.
Cinética de liberación del fármaco deficiente: Los sistemas de administración de fármacos que no se basan en contenedores suelen tener dificultades para controlar la cinética de liberación del fármaco. Esto puede conducir a una liberación rápida del fármaco, lo que resulta en una biodisponibilidad reducida, o una liberación lenta del fármaco, lo que puede retrasar o prevenir los efectos terapéuticos.
Efectos fuera del objetivo: Los sistemas de administración de medicamentos que no se basan en contenedores pueden distribuir los medicamentos por todo el cuerpo, lo que provoca efectos no deseados y una posible toxicidad. Por ejemplo, si un fármaco se administra a un órgano que no es el objetivo, podría causar efectos adversos en ese órgano, limitando el potencial terapéutico del fármaco.
Falta de biocompatibilidad: Los sistemas de administración de medicamentos que no se basan en contenedores pueden ser incompatibles con el entorno biológico. Esto puede provocar inflamación, reacciones inmunitarias y otros efectos adversos, lo que limita su uso en aplicaciones terapéuticas.
Superando estos desafíos, es posible mejorar la eficacia, seguridad y confiabilidad de los sistemas de administración de medicamentos sin contenedores. Esto podría conducir al desarrollo de nuevos enfoques de administración de fármacos que aborden necesidades médicas no cubiertas.