Cuando los tardígrados se exponen a temperaturas bajo cero, primero entran en un estado de sobreenfriamiento. Esto significa que la temperatura de su cuerpo cae por debajo del punto de congelación sin llegar a congelarse. Esto es posible porque los tardígrados producen ciertas proteínas que actúan como agentes anticongelantes, evitando que se formen cristales de hielo dentro de sus células.
Si la temperatura baja aún más, los tardígrados entrarán en un estado de congelación profunda, en el que su temperatura corporal desciende por debajo de -150 grados Celsius (-238 grados Fahrenheit). En este estado, los tardígrados están completamente deshidratados y su metabolismo se detiene casi por completo. Pueden sobrevivir en este estado durante largos períodos de tiempo, incluso varios años.
Cuando la temperatura vuelva a subir, los tardígrados revivirán lentamente de su estado criptobiótico. Absorberán agua y su metabolismo comenzará a funcionar nuevamente. Los tardígrados son criaturas increíblemente resistentes y pueden sobrevivir en condiciones extremas que matarían a la mayoría de los demás animales. Su capacidad para soportar temperaturas bajo cero es sólo un ejemplo de su notable adaptabilidad y resistencia.