La fuente más importante de sal en el océano es la sal transportada desde la tierra al océano por los ríos. La sal es uno de los muchos compuestos liberados durante la erosión de las rocas. Cuando las rocas están expuestas al agua, se forma ácido carbónico mediante una reacción química entre el agua y el dióxido de carbono en el aire. Este ácido corroe las rocas, eliminando iones de sodio, magnesio, calcio, potasio y otros elementos. Estos iones luego fluyen hacia los ríos y finalmente llegan al océano.
Respiraderos volcánicos submarinos
Otra fuente de sal en el océano son los respiraderos volcánicos en el fondo del océano. Estos respiraderos arrojan agua caliente rica en minerales que contiene sales disueltas. El agua de estos respiraderos es mucho más salada que el agua de mar normal y contribuye a la salinidad general del océano.
Actividad hidrotermal
Durante la actividad hidrotermal, el agua caliente fluye a través de grietas en la corteza del océano, lixiviando las sales y otros minerales de la roca. Estos fluidos altamente salinos luego se devuelven al océano, mezclándose con el agua de mar circundante y aumentando su contenido de sal.
Evaporación y Condensación
La evaporación y la condensación también influyen en la salinidad del océano. Cuando el agua se evapora de la superficie del océano, deja sales disueltas. Luego, estas sales se concentran en el agua restante, lo que hace que el océano sea más salino. La condensación, por otro lado, elimina agua dulce de la atmósfera y la agrega al océano, diluyendo el contenido de sal y reduciendo la salinidad.
Otras fuentes
Además de lo anterior, existen otras fuentes menores de sal en el océano, como el polvo de la atmósfera, los meteoritos y la actividad hidrotermal submarina. Sin embargo, estas fuentes son relativamente insignificantes en comparación con las fuentes principales analizadas anteriormente.