Los filtros de cigarrillos funcionan atrapando parte del alquitrán y la nicotina del humo del cigarrillo antes de que llegue a los pulmones del fumador. El filtro contiene un material fibroso, generalmente hecho de acetato de celulosa, que actúa como barrera física para atrapar partículas de alquitrán y nicotina. El filtro también tiene un pequeño orificio llamado perforación de ventilación, que permite que el aire pase a través del filtro y diluya el humo antes de inhalarlo.
La eficacia de los filtros de cigarrillos para reducir la liberación de alquitrán y nicotina depende de varios factores, como el diseño del filtro, el tipo de tabaco utilizado y el comportamiento de fumar del individuo. Los filtros de cigarrillos pueden reducir la cantidad de alquitrán y nicotina que llegan a los pulmones entre un 15% y un 40%. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los filtros no eliminan los efectos nocivos del tabaquismo. Sólo reducen la cantidad de algunas sustancias nocivas en el humo del cigarrillo.
Fumar, independientemente del uso de filtros, es un factor de riesgo importante para diversas afecciones de salud, como cáncer de pulmón, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, bronquitis crónica y enfisema. Incluso la exposición al humo de segunda mano puede causar graves problemas de salud.
Si bien los filtros de cigarrillos pueden brindar una falsa sensación de seguridad, es fundamental que los fumadores comprendan que no existe un nivel seguro de fumar. La única forma eficaz de reducir el riesgo de problemas de salud relacionados con el tabaquismo es dejar de fumar por completo.