Una brinícula se forma cuando agua extremadamente fría y salada desciende desde el hielo marino. El agua debe ser muy salina porque la sal, al actuar como “anticongelante”, evita que el agua se congele. El alto contenido de sal también hace que el agua sea más densa que el agua de mar circundante, lo que hace que la salmuera fría y densa se hunda. La brinícula comienza como un dedo de agua delgado, parecido a un zarcillo, que serpentea a través del agua. A medida que se hunde, la brinícula congela el agua circundante, creando un tubo de hielo a su alrededor. El interior de la brinícula permanece descongelado debido a las altas concentraciones de sal.
Hundimiento Brinicle
La brinícula continúa hundiéndose, llevándose consigo la salmuera de alta salinidad. La salmuera entra en contacto con el agua de mar más cálida y menos salina y crea pequeños cristales de hielo. Estos cristales se adhieren a los lados de la brinícula, lo que hace que aumente de tamaño. La brinícula finalmente llega al fondo marino y forma un pequeño montículo de hielo llamado estalagmita de hielo.
A medida que la brinícula se hunde y crece, libera agua salada extremadamente fría en el agua de mar circundante. Esto puede hacer que el agua de mar se congele y se forme nuevo hielo marino. La salmuera liberada por la brinicle también puede matar la vida marina a su paso.
Factores que contribuyen a la formación de brinículas
La formación de brinículas es un proceso complejo que depende de varios factores, entre ellos:
- Temperatura del agua:El agua que rodea el hielo marino debe estar extremadamente fría, normalmente cerca del punto de congelación del agua de mar.
- Salinidad:El agua debe ser muy salina para evitar que la salmuera se congele.
- Densidad:La salmuera fría y salada debe ser más densa que el agua de mar circundante para que se hunda.
- Nucleación del hielo:la brinícula sólo se puede formar si hay pequeños cristales presentes en el agua que puedan actuar como centros de nucleación para que se formen cristales de hielo.
Las brinicles son un fenómeno natural fascinante y hermoso que se puede encontrar en los ambientes extremos de las regiones polares. Son un recordatorio del poder del frío y la sal en el océano, y del importante papel que desempeñan estos factores en la formación del hielo marino.