1. Especificidad: El sistema inmune puede reconocer y apuntar a patógenos específicos o sustancias extrañas. Esto significa que la respuesta inmune se dirige hacia un antígeno particular, como un virus o bacterias, en lugar de atacar todo indiscriminadamente.
2. Diversidad: El sistema inmune puede reconocer y responder a un gran número de patógenos y sustancias extrañas diferentes. Esto se debe a la increíble diversidad de linfocitos (glóbulos blancos) y los anticuerpos que producen.
3. Memoria: Después de encontrar un patógeno, el sistema inmune puede "recordarlo" y montar una respuesta más rápida y efectiva si lo encuentra nuevamente. Esta es la base para la vacunación.
4. Auto-tolerancia: El sistema inmunitario puede distinguir entre "yo" (las propias células y tejidos del cuerpo) y "no uno mismo" (invasores extraños). Esto evita que el sistema inmune ataque su propio cuerpo.
Estas cuatro propiedades trabajan juntas para garantizar que el sistema inmune proteja efectivamente al cuerpo de la infección y la enfermedad.