Barreras físicas:
* Epidermis: La capa más externa de la piel es una capa de células resistente y fuerte que actúan como una barrera física, lo que dificulta que los patógenos penetren.
* queratin: Esta proteína dentro de la epidermis ayuda a que la piel sea impermeable y resistente a la abrasión, bloqueando aún más los patógenos.
* glándulas sebáceas: Estas glándulas secretan sebo, una sustancia aceitosa que lubrica la piel, crea una película protectora y hace que la piel sea más ácida, lo que inhibe el crecimiento de algunas bacterias.
* glándulas sudoríferas: El sudor mismo tiene un pH ligeramente ácido que también inhibe el crecimiento bacteriano.
* cabello: Actúa como una barrera física, evitando que los patógenos lleguen a la piel.
Barreras químicas:
* Acidez de la piel (pH): La piel tiene un pH ligeramente ácido (alrededor de 4.5-6.5), lo que inhibe el crecimiento de muchos patógenos.
* péptidos antimicrobianos: Estas pequeñas proteínas son producidas por las células de la piel y tienen actividad antimicrobiana de amplio espectro contra bacterias, hongos y virus.
* lisozima: Esta enzima se encuentra en el sudor y las lágrimas y descompone las paredes celulares de las bacterias.
* sebum: Contiene ácidos grasos que son antimicrobianos.
Barreras biológicas:
* Flora normal: La piel es el hogar de una población diversa de bacterias beneficiosas que compiten con los patógenos por los recursos y el espacio, evitando que colonizaran.
* Células inmunes: La piel contiene varias células inmunes, incluidas las células de Langerhans, que pueden envolver y destruir patógenos.
Otros factores:
* Desquamación: El desprendimiento de células de piel muertas ayuda a eliminar patógenos que pueden haberse unido a la superficie.
* uniones apretadas: Estas uniones especializadas entre las células de la piel limitan el paso de los patógenos en las capas más profundas.
En general: La combinación de la piel de barreras físicas, químicas y biológicas evita efectivamente que la mayoría de los patógenos ingresen al cuerpo. Sin embargo, incluso una ruptura menor en la integridad de la piel puede proporcionar un punto de entrada para los patógenos, destacando la importancia de la higiene y el cuidado de heridas adecuados.