1. Azúcares (Carbohidratos):
Las levaduras son particularmente expertas en metabolizar varios tipos de azúcares, incluidas la glucosa, la fructosa y la sacarosa. Estos azúcares son absorbidos rápidamente por las células de levadura y catabolizados mediante procesos como la glucólisis y la fermentación. La descomposición de los azúcares proporciona energía en forma de ATP y permite la generación de intermediarios metabólicos esenciales.
2. Aminoácidos:
Las levaduras pueden utilizar eficientemente los aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas, como fuente tanto de energía como de nitrógeno. Varios aminoácidos, como el glutamato, el aspartato y los aminoácidos de cadena ramificada, pueden transportarse al interior de las células de levadura y posteriormente desaminarse para producir amoníaco y cetoácidos. El amoníaco puede asimilarse a los componentes celulares, mientras que los cetoácidos pueden ingresar al ciclo del TCA para generar energía.
3. Lípidos (ácidos grasos):
Las levaduras pueden asimilar y metabolizar lípidos, particularmente en forma de ácidos grasos. Los ácidos grasos pueden transportarse a las células de levadura y activarse para formar derivados de acil-CoA mediante procesos como la beta-oxidación. Estos ácidos grasos activados pueden degradarse aún más mediante el ciclo de TCA o utilizarse para almacenar energía en gotitas de lípidos.
4. Ácidos Orgánicos:
La levadura puede absorber y metabolizar varios ácidos orgánicos, como citrato, acetato y lactato. Estos ácidos pueden servir como fuentes de carbono y precursores de diversas vías metabólicas dentro de las células de levadura.
Es importante tener en cuenta que las preferencias de nutrientes específicos de la levadura pueden variar según la especie de levadura y las condiciones ambientales en las que crecen. Sin embargo, la capacidad de asimilar y metabolizar estas clases de moléculas biológicas contribuye al éxito y a la amplia distribución de la levadura en diversos nichos ecológicos.