1. Fagocitosis:este proceso involucra a ciertos glóbulos blancos, como neutrófilos y macrófagos, que engullen y digieren las bacterias invasoras. Los fagocitos extienden su membrana celular para rodear e internalizar a las bacterias, formando un fagosoma. Dentro del fagosoma, varias enzimas digestivas y especies reactivas de oxígeno (ROS) descomponen y matan las bacterias.
2. Células asesinas naturales:Las células asesinas naturales (NK) son un tipo de linfocito citotóxico que puede reconocer y destruir células o bacterias infectadas sin sensibilización previa. Liberan sustancias citotóxicas como perforina y granzimas, que forman poros en la membrana celular bacteriana, lo que provoca la lisis y muerte celular.
3. Respuesta mediada por anticuerpos:los anticuerpos son proteínas en forma de Y producidas por células B en respuesta a antígenos específicos, incluidos componentes bacterianos. Los anticuerpos pueden unirse a las bacterias y neutralizarlas, evitando su adhesión a las células huésped y la posterior infección. Además, los anticuerpos pueden activar el sistema del complemento, un grupo de proteínas que trabajan juntas para destruir las bacterias. El sistema del complemento puede lisar directamente las células bacterianas u opsonizarlas, haciéndolas más susceptibles a la fagocitosis por parte de otras células inmunitarias.
4. Respuesta de las citocinas:Las citocinas son pequeñas proteínas que actúan como mensajeros químicos entre las células del sistema inmunológico. Desempeñan un papel crucial en la coordinación de las respuestas inmunes contra las bacterias. Ciertas citocinas, como los interferones y las interleucinas, estimulan la producción de péptidos antimicrobianos, mejoran la actividad de los fagocitos y promueven la proliferación de células inmunitarias.
5. Trampas extracelulares de neutrófilos (NET):los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco, pueden liberar NET en respuesta a una infección bacteriana. Los NET son estructuras extracelulares compuestas de fibras de ADN y proteínas antimicrobianas. Atrapan e inmovilizan las bacterias, evitando su propagación y permitiendo que otras células inmunitarias eliminen la infección de forma más eficaz.
Estos mecanismos inmunitarios trabajan juntos para reconocer, atacar y destruir las bacterias invasoras, lo que ayuda a proteger el cuerpo de infecciones y a mantener la salud general.