Según esta teoría, las condiciones de la Tierra primitiva, incluida la presencia de diversos gases, como metano, amoníaco, hidrógeno y vapor de agua, proporcionaban los ingredientes necesarios para que se produjeran reacciones químicas.
A través de una serie de interacciones químicas cada vez más complejas y procesos de autoorganización, estas moléculas inorgánicas formaron gradualmente compuestos orgánicos, incluidos aminoácidos, lípidos y ácidos nucleicos. Estas moléculas son componentes esenciales de los organismos vivos.
Con el tiempo, estas moléculas orgánicas se organizaron aún más en estructuras más grandes y complejas, dando lugar finalmente a las primeras moléculas autorreplicantes y formas de vida primitivas. Los detalles exactos y los pasos involucrados en este proceso siguen siendo temas de investigación científica y de investigación en curso.