* Aflatoxinas: Estos son producidos por ciertas especies de hongos Aspergillus y pueden contaminar cultivos alimentarios como el maíz, el maní y el trigo. Las aflatoxinas pueden causar daño hepático y también se sabe que son cancerígenas.
* Toxina botulínica: Es producida por la bacteria Clostridium botulinum y es responsable de la enfermedad del botulismo. La toxina botulínica es una de las neurotoxinas más potentes que se conocen y puede provocar parálisis e incluso la muerte.
* Enterotoxinas estafilocócicas: Estos son producidos por la bacteria Staphylococcus aureus y pueden contaminar alimentos como productos lácteos, carnes y aves. Las enterotoxinas estafilocócicas pueden provocar intoxicación alimentaria, lo que puede provocar síntomas como náuseas, vómitos y diarrea.
* Toxinas cianobacterianas: Estos son producidos por ciertas especies de cianobacterias (algas verdiazules) y pueden contaminar fuentes de agua como lagos, ríos y estanques. Las toxinas cianobacterianas pueden causar una variedad de efectos sobre la salud, que incluyen erupciones cutáneas, problemas gastrointestinales y daño hepático.
Las microtoxinas pueden representar un importante problema de salud pública y es importante tomar medidas para prevenir la exposición a ellas. Esto puede incluir almacenar y manipular adecuadamente los alimentos, evitar el contacto con agua contaminada y seguir buenas prácticas de higiene.