El azúcar es soluble en agua. Significa que el azúcar se puede disolver en agua para formar una solución transparente y homogénea. Esto se debe a que las moléculas de azúcar son polares, lo que significa que tienen cargas tanto positivas como negativas. Las cargas positivas de las moléculas de azúcar son atraídas por las cargas negativas de las moléculas de agua y viceversa. Esta atracción permite que las moléculas de azúcar se dispersen por el agua y formen una solución homogénea.