1. Estructura enzimática:Las enzimas son moléculas de proteínas con una estructura específica que incluye un sitio activo donde ocurre la reacción catalítica. El sitio activo es una región de la enzima que se une a la molécula del sustrato y facilita la transformación química.
2. Unión al sustrato:las enzimas tienen una afinidad específica por sus moléculas de sustrato. Esta afinidad permite que la enzima se una al sustrato y forme un complejo enzima-sustrato. La unión del sustrato induce cambios conformacionales en la enzima, acercando los grupos catalíticos del sitio activo al sustrato.
3. Mecanismo catalítico:las enzimas catalizan reacciones reduciendo la energía de activación requerida para la conversión del sustrato en el producto. Lo logran proporcionando una vía alternativa para la reacción, que implica la formación de un intermedio enzima-sustrato. Este estado intermedio reduce la barrera energética, permitiendo que la reacción se desarrolle más rápidamente en condiciones fisiológicas.
4. Regeneración enzimática:después de la reacción catalítica, la molécula del producto se libera del sitio activo y la enzima vuelve a su conformación original. La enzima ahora está libre para unirse a otra molécula de sustrato y sufrir catálisis. Este proceso puede ocurrir repetidamente, lo que permite que la enzima se reutilice durante múltiples rondas de la reacción.
5. Especificidad:Las enzimas son muy específicas para sus sustratos. Normalmente reconocen y se unen a un sustrato particular o a un grupo de sustratos estructuralmente relacionados. Esta especificidad asegura que la enzima realice su función catalítica de manera eficiente y selectiva.
En resumen, las enzimas son catalizadores reutilizables porque se someten a una serie de pasos de unión de sustrato, catálisis y liberación de producto sin consumirse ni alterarse permanentemente. Su estructura específica, propiedades de unión a sustrato, mecanismo catalítico y capacidades de regeneración permiten a las enzimas realizar sus funciones catalíticas repetidamente.