El estudio, publicado en la revista Nature Immunology, encontró que un tipo de anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE) evolucionó a partir de un anticuerpo ancestral que fue utilizado por los primeros primates para combatir infecciones parasitarias. Sin embargo, con el tiempo, este anticuerpo comenzó a reaccionar ante sustancias inofensivas del medio ambiente, como el polen y el polvo, lo que provocó el desarrollo de alergias.
"Nuestros hallazgos sugieren que la evolución de las alergias puede haber sido una consecuencia de la evolución de nuestro sistema inmunológico", afirmó el autor del estudio, el Dr. James Lee, profesor de inmunología de la Universidad de Cambridge.
Los anticuerpos IgE son producidos por el sistema inmunológico en respuesta a los alérgenos, que son sustancias que desencadenan una reacción alérgica. Cuando un alérgeno se une a un anticuerpo IgE, provoca la liberación de histamina y otras sustancias químicas inflamatorias, lo que puede provocar síntomas como estornudos, secreción nasal y ojos llorosos.
El estudio encontró que el anticuerpo ancestral que dio lugar a la IgE fue utilizado originalmente por los primates para combatir los parásitos. Sin embargo, con el tiempo, este anticuerpo comenzó a perder su capacidad de reconocer parásitos y, en cambio, comenzó a reaccionar ante sustancias inofensivas del medio ambiente. Esto condujo al desarrollo de alergias, que ahora son un problema común en los humanos.
"Nuestro estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución del sistema inmunológico y cómo ha dado forma al desarrollo de las alergias en los seres humanos", afirmó el Dr. Lee. "Este conocimiento podría ayudarnos a desarrollar nuevos tratamientos para las alergias y otras enfermedades inmunomediadas".