El equipo de investigación analizó datos del programa de Premios de Ciencias Clínicas y Traslacionales CTSA de los Institutos Nacionales de Salud, que financia equipos de investigación colaborativos en centros médicos académicos. Descubrieron que los equipos que colaboraban más tenían más probabilidades de producir investigaciones exitosas, como patentes y publicaciones. Sin embargo, la relación entre colaboración y productividad no era lineal. Es decir, cierto nivel de colaboración se asoció positivamente con la productividad, pero por encima de cierto punto, una mayor colaboración no condujo a una mayor productividad.
Los hallazgos sugieren que existe un nivel óptimo de colaboración para la ciencia en equipo. Muy poca colaboración puede conducir a una falta de creatividad e innovación, mientras que demasiada colaboración puede llevar a un desperdicio de esfuerzos y a la duplicación del trabajo. La clave es encontrar el equilibrio adecuado, que variará según el proyecto y el equipo específicos.
"Nuestro estudio proporciona evidencia de que la ciencia en equipo es realmente productiva, pero que existe un nivel óptimo de colaboración", afirmó el Dr. Steven Steinhubl, autor principal del estudio y profesor de medicina en la UNC-Chapel Hill. "El desafío es encontrar el equilibrio adecuado que permita a los equipos ser creativos e innovadores sin perder tiempo y esfuerzo".
El estudio tiene implicaciones para el diseño de proyectos científicos en equipo y la gestión de equipos de investigación colaborativos. Al comprender la relación entre colaboración y productividad, los investigadores pueden mejorar la eficiencia y eficacia de su trabajo.
Además del Dr. Steinhubl, el estudio fue realizado por la Dra. Lisa Weasel, el Dr. David Mendonca y el Dr. C. Kent Kwoh del Instituto de Política e Innovación de Atención Médica de la UNC-Chapel Hill.