El sexo mezcla los genes, dando lugar a nuevas combinaciones que pueden resultar ventajosas en entornos cambiantes. También purga mutaciones dañinas, que pueden acumularse con el tiempo en poblaciones asexuales. Pero estos beneficios tienen que compensar los costos del sexo, como el tiempo y la energía necesarios para encontrar pareja.
Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de East Anglia (UEA) y la Universidad de Edimburgo arroja nueva luz sobre cómo evoluciona el sexo. El estudio, publicado en la revista Nature Ecology &Evolution, encontró que es más probable que el sexo evolucione en entornos variables o impredecibles.
Los investigadores utilizaron un modelo matemático para simular la evolución del sexo en diferentes entornos. Descubrieron que era más probable que el sexo evolucionara cuando el entorno cambiaba constantemente o cuando había mucha competencia por los recursos.
"Nuestros resultados sugieren que el sexo evoluciona como una estrategia de cobertura de apuestas", afirmó el investigador principal, el Dr. Tom Price, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UEA. "Al mezclar genes, el sexo crea una diversidad de descendientes que son más capaces de afrontar un entorno cambiante. Esta diversidad es esencial para la supervivencia a largo plazo de una especie".
Los investigadores también descubrieron que es más probable que el sexo evolucione en especies que tienen poblaciones de gran tamaño. Esto se debe a que es más probable que las poblaciones grandes contengan individuos con diferentes mutaciones genéticas. Esta diversidad de genes hace que sea más probable que una especie que se reproduce sexualmente produzca descendencia bien adaptada a un entorno cambiante.
"Nuestro estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución del sexo", afirmó el Dr. Price. "Demostramos que el sexo es una estrategia de cobertura de apuestas que permite a las especies adaptarse a entornos cambiantes. Este hallazgo podría ayudarnos a comprender por qué el sexo es tan común en el mundo natural".
El estudio también tiene implicaciones para comprender la evolución de la sexualidad humana. Los humanos son una de las pocas especies que practican sexo recreativo, que no es necesario para la reproducción. Esto sugiere que el sexo puede tener otros beneficios además de la reproducción, como los vínculos sociales o el placer.
"Nuestro estudio proporciona un nuevo marco para comprender la evolución de la sexualidad humana", dijo el Dr. Price. "Sugiere que el sexo puede haber evolucionado como una forma para que los humanos hagan frente a un panorama social y ambiental cambiante".