Reconstruido por Andrey Zhuravlev del Laboratorio de Paleontología Digital
Las reconstrucciones de organismos que vivieron hace aproximadamente 558 millones de años están ayudando a los científicos a comprender los estilos de vida y hábitos de algunos de los primeros animales de la Tierra, un período conocido como Ediacara. Por ejemplo, Dickinsonia, que se cree que fue uno de los primeros animales y que se parecía vagamente a un colchón acolchado, era un filtrador sésil que pudo haber vivido en ambientes arenosos o fangosos. Por el contrario, otro organismo llamado Kimberella, que lucía un cuerpo segmentado, era un depredador móvil.
Estas diferencias en el estilo de vida, observadas en organismos que surgieron antes de la famosa "Explosión Cámbrica" hace unos 541 millones de años, son sorprendentes y sugieren que la vida era más diversa durante esta época de lo que se pensaba anteriormente.
Al reconstruir digitalmente las formas y comportamientos tridimensionales de varios organismos que vivieron durante los períodos Ediacárico y Cámbrico, los científicos están descubriendo que diferentes especies ya exhibían comportamientos de estilo de vida distintos y complejos.
Este período, justo antes de la Explosión Cámbrica, que vio una repentina proliferación de vida animal, es fundamental para comprender los orígenes y la evolución de la vida animal en la Tierra.
Si bien la diversidad y complejidad de algunos organismos de Ediacara sugieren un ecosistema sofisticado, el paleontólogo Alex Liu de la Universidad de Cambridge advierte que no se deben sacar conclusiones precipitadas sobre este período temprano de la vida.
"En Ediacara, todo era un poco extraño y maravilloso, por lo que puede ser difícil compararlos con los animales modernos y saber qué estaban haciendo", dice Liu.
Uno de los análisis más detallados de los organismos de Ediacara proviene de un esfuerzo reciente para recrear los organismos extintos Opabinia y Anomalocaris. Las reconstrucciones, parte de un proyecto de la Universidad de Cambridge, la Universidad de Leicester y la Universidad de Bristol, sugieren que estos organismos no eran simplemente filtradores pasivos, como los científicos habían pensado anteriormente, sino que, de hecho, eran depredadores activos.
Si bien el comportamiento de estos organismos, cuyos fósiles se encontraron en lo que hoy es Canadá, puede parecer más avanzado de lo esperado para su época, Liu sostiene que tal complejidad de comportamiento puede incluso evolucionar temprano en la historia de un ecosistema porque la selección natural actúa con mayor fuerza. sobre las etapas reproductivas del ciclo de vida de una especie.
"La mayoría de los paleontólogos y biólogos evolutivos estarían de acuerdo en que la Tierra primitiva ofrecía grandes oportunidades para una rápida diversificación biológica, y que la competencia entre los primeros animales jugó un papel importante en el impulso de la evolución", dice Liu. "Los comportamientos complejos que reconstruimos en estos animales de Ediacara probablemente evolucionaron como resultado de esta competencia".
Otra posibilidad, añade, es que los primeros organismos ya tuvieran mucho éxito sin necesidad de desarrollar repertorios de comportamiento complejos. Pero una mayor competencia ecológica entre los primeros animales podría obligar a las especies a desarrollar comportamientos más sofisticados (como la depredación) como forma de obtener una ventaja competitiva.