Los científicos han descubierto que las abejas reinas producen una feromona que suprime la fertilidad de las abejas obreras, asegurando su reinado continuo sobre la colmena. Esta señal química, conocida como feromona mandibular de reina (QMP), actúa como un anticonceptivo químico para las trabajadoras, inhibiendo su capacidad para desarrollar ovarios completamente funcionales y reproducirse.
Las abejas obreras son inherentemente capaces de reproducirse, pero la presencia de una abeja reina regula su potencial reproductivo. Las abejas reinas liberan QMP, que las obreras perciben a través de receptores especializados en sus antenas. La feromona se une a estos receptores, desencadenando una cascada de eventos moleculares que, en última instancia, conducen a la supresión de la fertilidad de los trabajadores.
El descubrimiento del papel de QMP en el mantenimiento del dominio de la reina arroja luz sobre la intrincada dinámica social dentro de las colonias de abejas. La abeja reina, a través de su influencia química, asegura la división reproductiva del trabajo, donde ella sigue siendo la única reproductora y las obreras se concentran en otras tareas vitales como la búsqueda de alimento, la construcción de nidos y el cuidado de las crías.
Al descifrar la comunicación química que sustenta las interacciones reina-obrera, los científicos esperan obtener una comprensión más profunda de la organización social, la división del trabajo y las estrategias reproductivas en las colonias de abejas. Este conocimiento podría tener implicaciones para las prácticas de apicultura y contribuir a los esfuerzos de conservación de estos polinizadores esenciales.