El oído es un sentido que nos permite percibir el sonido. Es uno de los cinco sentidos que tenemos los humanos y es esencial para la comunicación, la música y el disfrute del mundo natural.
La audición evolucionó a lo largo de millones de años y se cree que se originó en los océanos. Los peces tienen células especializadas llamadas otolitos que les permiten detectar vibraciones en el agua. Se cree que estos otolitos son los precursores de la cóclea, que es el órgano responsable de la audición en humanos y otros mamíferos.
La cóclea es un órgano con forma de espiral que se encuentra en el oído interno. Está lleno de líquido y cuando las ondas sonoras llegan al tímpano, hacen que el líquido vibre. Luego, estas vibraciones son detectadas por las células ciliadas de la cóclea, que las convierten en señales eléctricas que se envían al cerebro.
El cerebro interpreta estas señales eléctricas como sonido y podemos oír.
Los investigadores de la Universidad de Texas en Austin utilizaron una combinación de técnicas genéticas y de imágenes para estudiar la evolución de la audición en los peces. Descubrieron que los genes responsables de la audición en los humanos también están presentes en los peces y que se han conservado durante millones de años.
Esto sugiere que los mecanismos básicos de la audición evolucionaron tempranamente en la evolución de los vertebrados y que se transmitieron de los peces a los humanos.
El equipo de investigación también descubrió que la cóclea evolucionó a partir de una estructura más simple en los peces llamada mácula lagenar. La mácula lagenar es una pequeña porción plana de tejido que se encuentra en el oído interno de los peces. Se encarga de detectar sonidos de baja frecuencia.
Con el tiempo, la mácula lagenar evolucionó hasta convertirse en la cóclea, que es una estructura más compleja capaz de detectar una gama más amplia de sonidos.
Esta investigación proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución de la audición y nos ayuda a comprender cómo podemos oír el mundo que nos rodea.