Condiciones ambientales favorables: La ambrosía prospera en climas cálidos con abundante luz solar y agua. Como resultado del cambio climático, muchas áreas están experimentando temporadas de crecimiento más largas y mayores temperaturas, lo que proporciona condiciones ideales para el crecimiento y la propagación de la ambrosía.
Perturbaciones y cambios de uso del suelo: Actividades como la construcción, la agricultura y la deforestación pueden crear condiciones ideales para que florezca la ambrosía. Estas actividades perturban el suelo y crean áreas abiertas donde la ambrosía puede establecerse fácilmente.
Falta de controles naturales: La ambrosía tiene pocos depredadores o competidores naturales, lo que le permite crecer y reproducirse sin limitaciones importantes.
Dispersión de semillas: La ambrosía produce una cantidad prolífica de polen y semillas, que el viento y los animales pueden dispersar fácilmente, lo que permite a la planta colonizar nuevas áreas rápidamente.
Resistencia a herbicidas: Algunas poblaciones de ambrosía han desarrollado resistencia a los herbicidas de uso común, lo que dificulta los esfuerzos de control y contribuye a su propagación.
Falta de conciencia pública: La comprensión y la conciencia limitadas sobre los efectos negativos del polen de ambrosía pueden retrasar o dificultar las medidas de control eficaces.