Activación de oncogén: Algunos virus portan oncogenes, que son genes que pueden transformar células normales en cancerosas. Cuando un virus infecta una célula, sus oncogenes pueden integrarse en el ADN de la célula. Estos oncogenes pueden alterar el crecimiento y la división celular normales, promoviendo el desarrollo de cáncer. Ejemplos de virus con oncogenes incluyen el virus del papiloma humano (VPH), el virus de la hepatitis B (VHB) y el virus de Epstein-Barr (VEB).
Supresión inmunológica: Los virus también pueden suprimir la actividad del sistema inmunológico, haciéndolo menos eficaz para detectar y eliminar las células cancerosas. Esto puede crear un entorno que favorezca el crecimiento y la progresión del cáncer. Por ejemplo, el VIH, el virus que causa el SIDA, debilita el sistema inmunológico al atacar y destruir ciertos glóbulos blancos cruciales para la defensa inmunológica.
Mimetismo molecular: Ciertos virus pueden producir proteínas que se parecen a las proteínas humanas normales. Esta similitud puede confundir al sistema inmunológico, dando lugar a un fenómeno llamado mimetismo molecular. El sistema inmunológico, incapaz de distinguir entre las proteínas virales y las proteínas humanas normales, puede atacar por error a las células sanas, provocando trastornos autoinmunes y aumentando potencialmente el riesgo de desarrollo de cáncer.
Inflamación crónica: Las infecciones virales persistentes pueden provocar inflamación crónica, que se asocia con un mayor riesgo de cáncer. La inflamación implica la liberación de diversas citoquinas y mediadores inflamatorios que pueden dañar las células y alterar la arquitectura normal del tejido. La inflamación crónica puede crear un entorno favorable para el desarrollo y la progresión de las células cancerosas.
Inestabilidad del genoma: Algunos virus pueden causar inestabilidad genómica, lo que lleva a mutaciones y alteraciones cromosómicas que pueden impulsar el desarrollo del cáncer. Las proteínas o componentes virales pueden interactuar con los mecanismos de reparación del ADN celular, lo que resulta en una acumulación de daño en el ADN y un mayor riesgo de mutaciones que promueven el cáncer.
Es importante tener en cuenta que, si bien ciertos virus se asocian con un mayor riesgo de cáncer, no todas las infecciones virales provocan cáncer. El desarrollo del cáncer es un proceso complejo influenciado por múltiples factores, incluida la susceptibilidad genética individual, la respuesta inmune y la exposición ambiental.