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Un equipo internacional de investigadores descubrió que las orcas se están enseñando unas a otras cómo robar peces y sus restos de las pesquerías humanas. En su artículo publicado en la revista Biology Letters, el grupo describe su estudio sobre la cantidad de orcas que se alimentan de peces o sus restos en las pesquerías humanas y si son adiciones al entorno local o las mismas ballenas que han aprendido una nueva habilidad.
Las personas que trabajan en la pesca saben desde hace mucho tiempo que las orcas no tienen miedo de nadar en áreas pobladas por humanos para robar pescado de las líneas o redes, o de comer los restos de pescado desechados después de haber sido eviscerados. En este nuevo esfuerzo, los investigadores se preguntaron si tales actividades han ido en aumento, ya que a las orcas les resulta cada vez más difícil encontrar presas por sí mismas.
El trabajo consistió en estudiar los hábitos alimenticios de las orcas que viven frente a la costa de las Islas Crozet, que se encuentran en el sur del Océano Índico. Investigaciones anteriores habían demostrado que las orcas en el área prefieren alimentarse de bacalao de profundidad, y los pescadores locales y los científicos marinos han estado rastreando las incursiones de pesca realizadas por las orcas. Al notar que tales incidentes han ido en aumento, los investigadores se preguntaron si se debía a que más orcas se dirigían al área para robar el pescado, o si más de las mismas ballenas que vivían en el área estaban aprendiendo cómo realizar tales incursiones.
Para averiguarlo, estudiaron fotografías tomadas de las ballenas por pescadores, científicos y turistas locales. Compararon las ballenas en las imágenes:las orcas tienen patrones de color únicos, lo que facilita distinguirlas entre sí. Encontraron poca evidencia de que nuevas ballenas se dirigieran al área; en cambio, quedó claro que más de esas ballenas que ya estaban en el área estaban aprendiendo de aquellas que ya dominaban el arte de robar pescado de las pesquerías. Más específicamente, encontraron que la cantidad de orcas que realizaban incursiones aumentó de 17 a 43 durante los años 2010 a 2017. Sugieren que no solo más ballenas están aprendiendo a robar pescado de los humanos, sino que lo están haciendo a un ritmo cada vez mayor.