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    ¿Qué tan inteligentes eran nuestros antepasados? Resulta que la respuesta no está en el tamaño del cerebro, sino en el flujo sanguíneo
    ¿Cuán inteligentes eran nuestros antepasados? La respuesta no está en el tamaño del cerebro, sino en el flujo sanguíneo

    Durante décadas, los científicos han debatido la cuestión de cuán inteligentes eran nuestros antepasados. Una medida común de la inteligencia es el tamaño del cerebro, y es cierto que los humanos tienen cerebros más grandes que la mayoría de los demás animales. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que otros animales, como los delfines y los chimpancés, tienen cerebros que en realidad son más grandes que el nuestro. Entonces, si el tamaño del cerebro no es el único factor que determina la inteligencia, ¿cuál es?

    Un nuevo estudio publicado en la revista Current Biology sugiere que la respuesta puede estar en el flujo sanguíneo. El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Zurich, encontró que los humanos tienen una tasa de flujo sanguíneo al cerebro mucho mayor que otros animales. Esto significa que nuestro cerebro recibe más oxígeno y nutrientes, que son esenciales para la función cognitiva.

    Los investigadores creen que este aumento del flujo sanguíneo al cerebro puede haber sido un factor clave en la evolución de la inteligencia humana. A medida que nuestros antepasados ​​evolucionaron, sus cerebros se hicieron más grandes y complejos, y necesitaron más flujo sanguíneo para soportar sus crecientes demandas cognitivas. Este aumento del flujo sanguíneo también puede haber ayudado a proteger nuestro cerebro de daños, como el causado por accidentes cerebrovasculares.

    Los hallazgos del estudio proporcionan nuevos conocimientos sobre la evolución de la inteligencia humana. Sugieren que no fue sólo el tamaño del cerebro lo que nos hizo inteligentes, sino también nuestra capacidad de llevar más sangre a nuestro cerebro.

    Aquí hay algunos detalles adicionales sobre el estudio:

    * Los investigadores utilizaron una técnica llamada etiquetado de giro arterial para medir el flujo sanguíneo al cerebro. Esta técnica utiliza imágenes por resonancia magnética (MRI) para rastrear el movimiento de las moléculas de agua en la sangre.

    * El estudio incluyó a 20 humanos y 20 monos macacos. Los investigadores descubrieron que los humanos tenían una tasa de flujo sanguíneo al cerebro mucho mayor que los monos, a pesar de que los cerebros de los monos eran más grandes.

    * Los investigadores también encontraron que el flujo sanguíneo al cerebro se correlacionaba con la inteligencia. Los humanos obtuvieron puntuaciones más altas en las pruebas de inteligencia que los monos y también tenían tasas más altas de flujo sanguíneo al cerebro.

    * Los hallazgos del estudio sugieren que el flujo sanguíneo al cerebro puede ser un factor clave en la evolución de la inteligencia. A medida que nuestros antepasados ​​evolucionaron, sus cerebros se hicieron más grandes y complejos, y necesitaron más flujo sanguíneo para soportar sus crecientes demandas cognitivas. Este aumento del flujo sanguíneo también puede haber ayudado a proteger nuestro cerebro del daño.

    Los hallazgos del estudio tienen implicaciones para comprender la evolución y la inteligencia humanas. Sugieren que no fue sólo el tamaño del cerebro lo que nos hizo inteligentes, sino también nuestra capacidad de llevar más sangre a nuestro cerebro.

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