Los DBC son parte de una membrana llamada duramadre, que recubre el interior del cráneo y actúa como una cubierta protectora para el cerebro. Estas células exhiben características únicas que las diferencian de otras células dentro de la duramadre. Son planos y de forma alargada, formando una red de fibras entretejidas.
Una función esencial de los DBC es servir como barrera, evitando la invasión de tejidos que no forman hueso en el cráneo en desarrollo. Al mantener este límite, los DBC ayudan a garantizar que la forma del cráneo se forme correctamente y que el cerebro esté adecuadamente protegido.
Los investigadores creen que los DBC también pueden contribuir activamente al proceso de formación ósea, conocido como osificación. Secretan moléculas de señalización y factores de crecimiento que estimulan a las células cercanas a diferenciarse en células formadoras de hueso, iniciando el crecimiento de tejido óseo nuevo.
Además, los DBC muestran una notable capacidad para adaptarse a los cambios en el entorno. A medida que el cráneo crece y se expande, los DBC ajustan su organización y la producción de moléculas de señalización en consecuencia, asegurando que la formación ósea siga el ritmo del crecimiento del cerebro.
Comprender el papel de los DBC en el desarrollo del cráneo tiene implicaciones importantes para comprender y potencialmente tratar diversos trastornos y deformidades craneofaciales. Al manipular la actividad de estas células, algún día los investigadores podrán corregir o prevenir anomalías en la formación del cráneo, mejorando la vida de las personas afectadas por tales afecciones.
En general, los conocimientos sobre las funciones de los DBC proporcionan conocimientos valiosos sobre los complejos mecanismos que dan forma al cráneo humano, allanando el camino para posibles intervenciones terapéuticas en el futuro.